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Las Polaridades de la Vida y las Organizaciones: El Conflicto como Catalizador de Transformación


En la vida, como en todo lo que nos rodea, existen polaridades. Desde el día y la noche, hasta las emociones que experimentamos, no todo puede ser bueno al 100%, ni malo al 100%. En realidad, la vida no es una constante búsqueda de lo "bueno" o el rechazo de lo "malo", sino más bien un equilibrio que permita a ambos extremos convivir en armonía. Esa armonía es lo que nos permite avanzar, transformar y evolucionar, tanto como personas como en el contexto de una organización.

 

En la vida cotidiana, muchas veces nos encontramos queriendo aferrarnos a lo positivo, buscando siempre la felicidad o el bienestar, mientras intentamos evitar las dificultades o el conflicto. Sin embargo, es precisamente en esas polaridades que encontramos la oportunidad para crecer. El conflicto, el desajuste, los momentos de incomodidad, son también parte del proceso de transformación. Si todo fuera siempre "bien", sin ningún reto o resistencia, no tendríamos el impulso necesario para mejorar o cambiar.



Del mismo modo, esto se refleja en el funcionamiento de las organizaciones. Hoy en día, muchas empresas se preocupan por crear un ambiente de bienestar, donde los colaboradores sean felices y disfruten de su trabajo, y esto es admirable y necesario. Sin embargo, pretender que todo sea "perfecto" o que no existan conflictos, puede ser un enfoque poco realista. Al igual que en la vida, una organización que busca únicamente lo "bueno" y rechaza los conflictos está limitando su capacidad de innovación y crecimiento.

 

Los conflictos, en su esencia, son oportunidades. Son señales de que algo necesita ajustarse, de que existe una tensión que puede generar movimiento y, con ello, una posible mejora. Si las organizaciones ignoraran los conflictos o intentaran eliminarlos por completo, perderían la oportunidad de transformarse y adaptarse a los cambios que constantemente suceden en el entorno.

 

Así como en nuestra vida personal, las polaridades dentro de una empresa deben ser vistas como parte natural del proceso de evolución. El equilibrio entre armonía y conflicto es lo que impulsa el cambio hacia versiones más avanzadas y eficientes de nosotros mismos, y lo mismo ocurre con las organizaciones. El conflicto, lejos de ser un problema a evitar, es un combustible necesario para la transformación.

 

Por lo tanto, como individuos y organizaciones, debemos aceptar que no todo será "bueno" todo el tiempo. Lo importante es aprender a navegar entre esas polaridades, reconociendo que tanto lo positivo como lo negativo tienen su lugar y su función. Sólo así podremos encontrar una verdadera armonía que nos permita avanzar hacia una mejor versión de nosotros mismos y de nuestras organizaciones.

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