Parece una pregunta algo tonta, pero debemos de definir la motivación detrás del cambio que queremos generar. Como sabemos el estilo de vida predice el nivel de salud de las personas, para tener comportamientos saludables que perduren a lo largo de nuestra vida estos deben ser voluntarios. La realidad es que los comportamientos saludables son difíciles de mantener porque las motivaciones que nos acercan a ellos por lo general son controladas por el exterior. Si, por ejemplo, quiero bajar de peso para que al verme al espejo quisiera ver una atleta o modelo de revista para lucirme en la playa o para generar celos a un ex, mi motivación está siendo controlada por el exterior, es lo que se llama una motivación externa, la posibilidad de verte bien te motiva a bajar de peso, poder ser más atractivo para que los demás te vean (incluyéndote tu), este tipo de motivaciones son egocéntricas o por inseguridad personal y su enfoque está en complacer a los demás. Las motivaciones externas no generan un compromiso real, son inestables y en cuanto no ves los resultados esperados dejas de intentar y peor aún es muy probable de que empieces a auto-criticarte por no lograr las expectativas.
Por lo que primero debemos de reflexionar para poder lograr llegar a una decisión más autónoma que nos genere una motivación intrínseca.
La teoría que explica estas motivaciones y su integración en nuestra vida se llama la Teoría de la Autodeterminación (TAD) de los investigadores Edward Deci y Richard Ryan de la Universidad de Rochester en Estados Unidos. Deci y Ryan hablan de que hay diferentes cosas y situaciones que nos mueven a la acción, que nos motivan pero existen diferencias en esas motivaciones.
La motivación intrínseca es aquella que nos mueve a hacer cosas porque nos interesan y porque encontramos disfrute y diversión en ellas, nos generan un sentido realización o logro y satisfacción personal, el más claro ejemplo son los niños cuando juegan y exploran. Por otro lado la motivación extrínseca es aquella que nos mueve solo porque vemos algún beneficio o valor, como el ganar dinero, o porque estamos evitando algún castigo, como el evitar sentir vergüenza, estas motivaciones funcionan de manera diferente cuando queremos hacer cualquier actividad o en este caso un cambio hacia una vida saludable.
La motivación extrínseca genera menor compromiso, menos afecto positivo, es inestable (cuando el estímulo se quita o no se cumplen las expectativas se deja de perseguir la acción), puede generar autocrítica negativa, no necesariamente está ligada a nuestros valores, no es autónoma y muchas veces tiene más que ver con los demás que con nosotros mismos. En cambio la motivación intrínseca genera mayor compromiso, es elegida de manera autónoma, el esfuerzo es un reto que queremos tomar, tenemos mayor vitalidad, satisfacción, afecto positivo y bienestar por lo que las acciones que tenemos que hacer para lograr lo que queremos las hacemos porque nos identificamos con ellas y son congruentes a nuestros valores y creencias de nuestro “ser” real, no de nuestro “querer ser”.
En un estudio realizado por Richard Ryan, Christina Frederick y colaboradores probaron la hipótesis de que las motivaciones intrínsecas al realizar actividad física facilitan la adherencia a largo plazo, 155 participantes que ingresaron a un centro de natación evaluaron sus motivos iniciales en un cuestionario de motivación para la actividad física (MPAM-R), también evaluaron el tiempo de su rutina de entrenamiento, el nivel de reto y disfrute después de cada sesión. Los resultados mostraron que las personas que se adhirieron a sus rutinas de entrenamiento fueron las que tuvieron motivaciones enfocadas en el disfrute, la oportunidad de interacción social y el nivel de reto sintiéndose más competentes, además las personas que disfrutaron más de su sesión de entrenamiento también tuvieron alto grado de adherencia a la rutina. Por otro lado la adherencia a la actividad física no se relacionó con motivos enfocados en generar mayor fitness o tener una mejor apariencia.
El poder encontrar rutinas, métodos, acciones y actividades que estén más apegados a nuestra autonomía, que genere motivaciones más intrínsecas, donde podamos decidir y generar momentos de disfrute se volverá calve para poder hacer la transición a una vida más saludable, en vez de apegarnos a un programa en donde sintamos que nos limita, castiga y ordena.
Esto implica un trabajo de autoconocimiento, poder identificar las causas reales de porqué haces lo que haces, identificar tus habilidades, fortalezas, talentos, creencias, conceptos, valores y conectar con tu ser real, alma o consciencia, como lo quieras llamar, para que de la manera más honesta y aceptando la vulnerabilidad que esto implica identificar lo que realmente quieres de la vida y lo que para ti realmente importa. Una vez que tengas claros tus valores, fortalezas, creencias y conceptos puedes generar una motivación más intrínseca para el cambio que quieres realizar.
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