Ha existido una división muy marcada en cuanto a cuerpo y mente en la sociedad, desde los médicos que en la escuela estudian las patologías del cuerpo humano pero no su relación con la mente humana, los psicólogos estudian la mente humana y hacen referencia al cerebro y al comportamiento pero no necesariamente a las funciones del cuerpo humano, (cada vez más se esta estudiando la función de neuronas en el aparato digestivo), hasta una sociedad que separa entre trabajo mental que requiere estudio e inteligencia como la analítica de datos, la ciencia, economía, finanzas y el trabajo del cuerpo que es aquel que no es "especializado" trabajos manuales como albañilería, ensamblaje, distribución.
Hoy se está empezando a ver un cambio de paradigma en este sentido.
Hace tiempo cuando por causas de un desmayo me recomendaron ver a un cardiólogo, entré en su consultorio esperando lo mismo de todos los médicos, que me preguntara sobre lo sucedido, sobre los antecedentes cardiacos de mis familiares, me hiciera una revisión de rutina y me diera el diagnóstico, pero para mi sorpresa fue la primera vez en mi vida que un médico se interesó por mis pensamientos sobre mi vida, me dijo que le platicara a qué me dedico, qué hago en un día normal y lo que me sorprendió más, la pregunta ¿qué planes tienes a futuro en tu vida? ¡wow! algo totalmente nuevo para mí. Esto, me explicó, es porque no solo estaba interesado en lo de siempre de una entrevista con un médico sino también quería saber qué estaba en mi cabeza, en mi mente, mis emociones en un día ordinario y si esto pudiera tener alguna relación con lo que me pasaba en mi sistema cardiovascular. Afortunadamente no había nada de qué preocuparme, sin embargo, no dejé de pesar sobre la falta de consideración de la mente, los pensamientos, las emociones, las vivencias, en las consultas médicas y en otros lugares donde usualmente separamos la mente del cuerpo. Obviamente, no con la idea de ser chismosos ni entrar mucho en detalles, pero si de entender cómo percibimos nuestra vida, porque la manera como cuentas las cosas y las palabras que usas te pueden dar una idea de si todo van bien o hay algo que te preocupa, alguna emoción o pensamiento que pudiera estar mermando tu salud física.
Los atletas pueden entrenar con todo durante mucho tiempo, descansar, hacerse masajes y demás pero si no están enfocados, si no tienen sus emociones administradas, si no hay un propósito, si no tienen esperanza, pocas veces podrán obtener el logro que quieren con su cuerpo. Por el contrario, un analista financiero puede estudiar perfecto la bolsa, las tasas, la economía, el riesgo y ser muy exitoso pero si está todo el tiempo sentado frente a una computadora, come en su escritorio cualquier cosa, llega a casa muy tarde, no hace ejercicio y duerme 4 horas, es posible que a largo plazo esta persona tenga algún problema crónico como gastritis, colitis u obesidad que merme su desempeño mental. Por eso cada vez más estamos viendo que algunas empresas están volteando a ver a la ciencia del bienestar para generar organizaciones positivas que se preocupan por el bienestar mental y físico de los colaboradores, porque eso supone, mayor calidad de vida y de trabajo, mayor productividad, innovación y por lo tanto, una ventaja competitiva que implica ganar-ganar entre empleado y empleador.
Así que la idea principal es que la salud mental no está separada de la salud física, es importante comprender esto para poder repensar la manera en cómo estamos tratando a nuestro cuerpo y a nuestra mente, hay que cuidar a ambos y realizar mantenimiento de ambos, ya que juntos nos mantienen vivos y juntos nos pueden hacer felices. Como diría Matt Haig en su libro Notes on a nervous planet, "Es hora de volver a unir las dos partes. Es hora de aceptar todo nuestro ser-humano".
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