El burnout o estado de sentirse depletado o quemado, es un profundo cansancio que no se quita ni durmiendo ni descansando.
El burnout esta asociado al estrés intenso y muy prolongado, este estado nos puede llevar a una fatiga mental y emocional alta, además nos hace muy propensos a tener infecciones de manera recurrente debido a que debilita el sistema inmune.
Usualmente por la mañana si nos levantamos con mucho cansancio lo que hacemos es tomarnos una taza de café, o bien durante el día recurrir a bebidas energéticas para poder mantenernos alerta, pero al final esto no ayuda del todo.
Podemos tener antojo de comida muy salada como papitas o cacahuates o de alimentos muy dulces como donas o chocolates para hacer frente a la falta de energía que sentimos. Sobra decir que este tipo de comportamientos no son nada saludables y nos empeorarán el panorama.
¿Qué evitar y qué hacer cuando tenemos el síndrome de burnout?
Evita el ayuno o los lapsos prolongados sin comer.
Es importante mantener una ingesta de comida natural y saludable, vegetales, frutas, proteínas vegetales o animales magras, leguminosas, granos enteros, agua sin azúcar y no prolongar los periodos de no ingesta ni saltarte comidas, esto debido a que el ayuno causa algo de estrés en el cuerpo y lo que queremos en este momento es recuperar el daño.
Tomar té en lugar de café.
Puede ser té verde, que es antioxidante y nos puede ayudar con el estrés oxidativo, si no te gusta ese cualquier té que te guste, pero no tomar café por un tiempo ya que éste es un estimulante que no dejará que se repare el cuerpo.
Evitar consumir comidas poco saludables.
Los productos procesados, azúcares refinados (pan blanco, arroz blanco, pan dulce), grasas saturadas (frituras, manteca, carne roja) ya que estos no aportan ningún nutriente y aumentan la inflamación celular haciendo que el cuerpo no se pueda recuperar de manera eficiente.
Tener en mente que el estrés y el burnout son estados del cuerpo que se consideran de emergencia.
El cuerpo pensará que necesita tener mucha energía disponible por lo que guardará grasa, producirá más glucosa y te hará querer comer más. En realidad, tu cuerpo tiene la energía suficiente no necesita más, es solo la adaptación evolutiva que no se ha actualizado al siglo XXI por lo que evita comer de manera compulsiva.
Si tienes ganas de comer puedes tomar agua, té y usualmente después de 15 minutos dejarás de sentir hambre, también puedes empezar a hacer algo que te mantenga en distracción como dibujar, meditar, leer, cualquier actividad que te guste, menos ver la televisión porque se ha comprobado que ver la televisión aumenta la ingesta de alimentos en las personas.
Haz ejercicio.
Quizá al principio no te dan muchas ganas, pero trata de hacer alguna actividad física que mueva tu cuerpo como caminar, bailar, yoga, bici, cualquiera que te guste pero que no sea competitivo para que no te estrese.
Medita.
La meditación ha probado ser una de las maneras más eficientes para combatir el burnout, poder conectar con emociones positivas, recordar situaciones vividas en las que experimentaste felicidad, serenidad, diversión, orgullo será de vital importancia para tu salud mental y reconectar contigo.
Identifica o re-identifica tu propósito de vida.
¿Cuál es el significado de tu vida? ¿qué valores son los que te definen?, ¿qué es importante en tu vida? y ¿qué quieres lograr con tus habilidades, fortalezas y cualidades? Si es momento de hacer un cambio en tu vida, imagínalo, planéalo y hazlo realidad.
Busca ayuda si es necesario.
Desde ayuda profesional con algún nutriólogo o médico funcional y/o psicólogo, hasta ayuda emocional con amigos o familiares que te llenen de emociones positivas, te escuchen y te apoyen.
El burnout es un estado del cuerpo anormal, pero es reversible si sabes identificar sus causas y si empiezas a generar cambios saludables en tu alimentación, en tu perspectiva de las situaciones y en tu calidad de vida.
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